miércoles, 24 de agosto de 2016

Spotlight: cuando el periodismo rulea

Las entradas en el blog han disminuido dramáticamente en este mes. La razón es que (Gracias al Todopoderoso) el trabajo ha aumentado bastante y lo único que quiero hacer en mi poco tiempo libre es estar con mi esposa, tirados en el sofá viendo la TV o platicando. Eso también ha provocado que la cantidad de tópicos que hay por reseñar se haya ensanchado de manera importante. Al menos no tengo escasez de ideas, el problema es el tiempo para escribirlas en el blog. Al grado que películas como "Buscando a Dory" aun se encuentren en la papeleta.
 
Como sea, he comenzado a darle prioridad a los temas que tengo más atrasados y uno de ellos, es la película ganadora del Oscar a mejor filme y a mejor guión original de este año: Spotlight. Ya en su momento quise ver esta película, pero nuevamente el trabajo como otras cuestiones me estuvieron relegando la ida al cine, hasta que tuve que esperar la típica versión descargable libre de impuestos. Así que aprovechando un día que tenía limpieza, la puse mientras sacudía la casa. Debo decir que fue de las mejores dos horas que pase en esos días.
 
De antemano lo digo: Spotlight es recomendable, pero en serio. Directa, abrumadora, contundente pero sobre todo imparcial. Con razón decían que este reportaje, que descubrió la red de pederastia por parte de sacerdotes en Boston, había sido uno de los últimos y más grandes ejercicios de periodismo de los últimos años. Vamos a ver más adelante porque.
 
 
Argumento: Es el año 2001 y el prestigioso diario Boston Globe ha contratado a un nuevo editor en jefe, Marty Baron. Este de manera inmediata comienza a cambiar algunas líneas editoriales, pero sobre todo, encarga a Spotlight (un equipo de investigación periodística del mismo diario) que averigüe el caso de encubrimiento de sacerdotes pederastas por parte del Arzobispo de Boston. Al principio un tanto desconcertados, los reporteros comienzan a abrir líneas de investigación y se dan cuenta de que tales sucesos no son aislados y que en realidad pertenecen a una situación mucho más grave que existe dentro de la Iglesia Católica. Esto culmina con la publicación de un reportaje escandaloso pero bastante serio a principios del 2002 que orilló a un choque polémico hacia la Iglesia.
 
Comentario personal: el problema con las películas actuales, por más que traten de pregonar lo contrario, es su enfoque tendencioso. Siempre lo hacen con un objetivo o algo entre la mira, aunque sea de manera muy superficial. No niego que Spotlight llegue a tener algo de eso, pero hasta el momento, ha sido el producto más imparcial que he tenido el gusto de ver en estos últimos años.
 
Y es que el primer problema que puede representar la reseña de Spotlight es que es una película hecha para escandalizar o para exponer algo sucio, tal como hacen Moore y otros tantos. No, Spotlight hace una reseña de esos angustiosos y largos meses del 2001 donde los reporteros de dicha unidad, trataron de sacar información sobre los curas pederastas, pero de una manera limpia, tranquila y sin buscar la noticia fácil. Apoyado en unas actuaciones bien hechas y donde Ruffalo y Tucci son los que mejor salen parados, en especial con los comentarios que sueltan mientras dialogan sobre la intervención del segundo, un abogado especializado en abuso infantil.
 
Esto, aunado con una lucha contra el prejuicio cultural y religioso, lo cual esta manejado de manera sutil pero contundente (como cuando el Arzobispo Law le entrega una Biblia católica a Baron en una entrevista), hace que el filme sea una delicia en todo momento. Empieza un tanto lento, pese a que las primeras escenas hacen enfoque al encubrimiento de la policía de Boston en los años setentas a un caso de abuso sexual por parte de un sacerdote. La contratación de Baron, su cambio de enfoque y las críticas que recibe por esto, dan a entender que es una película de ritmo semilento.

Pero en el momento que el equipo de Spotlight comienza a investigar, la película agarra un ritmo vertiginoso y sobre todo, no deja de ser objetiva y abierta en todo punto. Muestran como los reporteros llegaron a la información y como está llegó a estar clasificada, gracias a los contactos y el poder de la Iglesia para encubrir esto. No obstante, el momento más potente es cuando se contacta a un experto, antiguo sacerdote, que refiere datos espeluznantes sobre el abuso sexual infantil en los sacerdotes, donde lo llegó a catalogar como un rango de "enfermedad mental". Esto en términos simples, significa que tiene relevancia estadística. Es decir, un padecimiento o problema debe tener al menos un 1% de una muestra apreciable para que se considere no solo patológico, sino también relevante.
 
Esto se ve más ejemplificado en el campo de la psiquiatría. La esquizofrenia, pese a no tener una base neurobiológica bien establecida, es considerada un padecimiento en toda su regla, debido a que sus síntomas y características se repiten de manera constante y casi invariable, en al menos un 1% de la población que dice tenerla. En otras palabras, la pederastia en el clero católico es tan común que sí tuviéramos 100 sacerdotes, al menos uno es pederasta, lo cual es alarmante en muchos sentidos. Lo peor es que Spotlight saco a relucir que al menos un 5 a 10% de los clérigos tienen dichas practicas, viéndolo como un suceso alarmante y poco conocido.
 
Aquí vemos otro punto genial del filme, ya que contrasta este abismo con la ignorancia cultural que hay al respecto. No solo reflejado en los habitantes o personas comunes, sino inclusive en los propios reporteros y en la percepción que se tiene de Boston, que pese a ser una de las ciudades principales de los Estados Unidos, de manera interior aun se refleja como si fuese un pueblo, lo cual indica el solapamiento de las autoridades a lo que dice el Arzobispo Law, que de manera rápida se perfila como el villano a vencer (y que en todo momento se comporta como tal, primero tratando de manipular la información, amenazando de manera indirecta a los implicados con el caso y luego solapando la conducta de sus curas), lo cual se remata con su "exilio" al Vaticano, donde se le da un puesto de honor pero sin valor alguno, pero también sin ser juzgado.
 
Finalmente, el punto que más admiro de la película es la notoria imparcialidad con la cual se maneja. Sí, hay testimonios o comentarios que rompen el corazón o que te orillan a pensar mal de manera inmediata de la Iglesia, pero los reporteros mismos reflejan cierto escepticismo en el trato y recibimiento del material y como lo van comprobando, para no caer en falsos movimientos. Lo mejor, es curiosamente el último tercio, donde con tanta evidencia (aunque no contundente), varios integrantes de Spotlight le urgen al su jefe a publicar lo que llevan. Este, en un ejercicio de valor, les dice que esperen. Y es que varios documentos, que se consideran clave en la investigación, están por abrirse, pero eso podría hacer que la nota fuese "robada" por otro equipo en el intervalo. Aquí es donde la película cae en un ritmo semilento nuevamente, pero a diferencia del primero, tiene mucho más impacto, ya que nos mete en un trajín de espera con respecto a la publicación, lo cual al final ocurre y que resulta tener un impacto mediático.
 
Por supuesto, no todo es miel sobre hojuelas en la película. Como es una especie de docu-drama, la acción esta muy disminuida y los diálogos muy extensos. Para un espectador que busca algo más de ficción o de drama, le podrá resultar aburrido. Sin embargo, a mi me pareció más impactante y sobre todo realista. No íbamos a esperar a Mark Ruffalo corriendo con los papeles en mano y rompiendo paredes para conseguir los documentos. Sin embargo, la atmósfera y los diálogos son atinados que le dan ese aire de suspenso genial.
 
La película tiene tal impacto, que inclusive el doblaje de corte argentino no me peso en absoluto. Hasta eso debo decir que no lo sentí en ningún momento y hasta la voz que le dan a Ruffalo me pareció muy adecuado, pese a alejarse de ese registro que tengo en mi memoria. La música de Howard Shore no es sobresaliente, pero sabe puntuar algunos momentos de alta tensión, como cuando Meléndez está en el juzgado o el momento que la reportera Sasha Pfeiffer (Rachel McAdams) se encuentra conmocionada con la información que va recolectando de los testigos.


En conclusión, "Spotlight" la considero una película redonda en todos sentidos. Buenas actuaciones, buena historia, ritmo estupendo y sobre todo, con una enorme dosis de imparcialidad, que le quita ese aire nefasto que tienen otros productos que buscan el escándalo fácil. Es una película seria y que sobre todo, sabe decir las cosas sin pelos en la lengua. Lo mejor, es que está dicho de tal forma que no incomoda o molesta gravemente. Lo digo porque soy un católico practicante y ver así escuchar esto, más que producir asco o malestar, me despertó pena y tristeza. Con razón, recibió el premio Oscar en categoría de mejor guión y película (aunque claro, como he dicho, los Oscares tampoco deben ser un canon, aunque en esta ocasión doy toda la razón).
 
Recomendable por donde se vea. Recomendable.
 
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Saludos a la dueña de mis quincenas :3, así a quienes gustan de este buen cine.

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